sábado, 22 de diciembre de 2012

Charles Lindbergh

Hablando en el post anterior del primer humano en conseguir la gesta de cruzar el Atlántico (en 33 horas), me he acordado de lo mucho que llama mi atención el hecho de que fuese un "premio inductivo" el que incitó a Charles Lindberg y su equipo, a competir con otros en conseguir los $25.000 del premio Orteig.
El lucro no le quita mérito al logro, simplemente explica el empeño, un tanto improductivo desde mi punto de vista, de tantas personas.
Este tipo de premios nos han proporcionado la técnica del enlatado de comida para su conservación
(el premio lo ofreció Napoleón para conseguir una forma de conservar la comida de sus ejércitos) pero también los parquímetros (esto se lo debemos agradecer a Carl Magee, un periodista en Oklahoma City, al parecer de oscuras intenciones en 1933).
Para terminar, hay que recordar al hombre que ofrecio el premio que lleva su nombre, Raymond Orteig, un francés que poseía un hotel en Nueva York. Pensaba en cómo ampliar su clientela en 1919, así que ofreció dinero al primero que consiguiese cruzar sin escalas el Atlántico.

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